Estamos acostumbrados a que de la liga francesa surjan mediocentros de origen africano cuyas superiores capacidades aeróbicas y anaeróbicas les permitan convertirse en garantes de la función de cierre del centro del campo.
Tras una período no demasiado exitoso en Lyon, Alou Diarra dio lo mejor de sí a orillas del Garona, en un equipo mediano con el que ha llegado a ser campeón francés. La paulatina fuga de técnico y jugadores ha ido acabando con el potencial del club, y el jugador inicia una nueva temporada en el Marseille, un equipo que siempre aspira a todo en Francia.
CARACTERÍSTICAS DE SU JUEGO
-Sus capacidades físicas son las habituales en un jugador de su condición y posición: Fuerza, potencia, velocidad y resistencia por encima del promedio.
-Su capacidad técnica no está al nivel de centrocampistas más peloteros pero posee la sobriedad suficiente para recibir y soltar sin meterse en el jardín, y es resolutivo en el corte y los envíos.
-Su mayor virtud reside en lo táctico. Posee una mezcla de discreción y experiencia que le permite desenvolverse en su cometido aún jugando en solitario, e incluso de central.
-Su perfil psicológico es el de un jugador experimentado y solvente.
APUNTES ESTADÍSTICOS: Un pilar de seguridad.
En un equipo de grandes alegrías tácticas como fue el Girondins de Laurent Blanc, a Diarra le competía asumir, mayoritariamente en solitario, la labor de cierre del centro del campo. Los mejores años del equipo azul coincidieron además con las temporadas en las que Alou disputaba casi todos los partidos.
En la tabla podemos ver que en esos momentos de implicación y responsabilidad máxima el Burdeaux se convirtió en un equipo difícil de batir y a pesar del abundante caudal ofensivo, bastante seguro en defensa. La labor oscura pero limpia de Diarra no pasó desapercibida para el seleccionador francés que le convirtió en una de las primeras opciones para ir sustituyendo al mítico Makelele.
El esfuerzo del equipo en una meritoria Champions al año siguiente se dejó sentir en el campeonato doméstico lo que explica en parte el deterioro estadístico. Eso sí, la implicación del jugador, como queda reflejada en su idéntica contribución en faltas y tarjetas, se mantuvo relativamente constante.
El último año, sin el entrenador que había conseguido esa evolución y sin el jugador sobre el que basculaba el ataque, el nivel deportivo empeoró, incluido el del jugador, cuyo menor nivel de faltas y el aumento significativo de tarjetas recibidas por estas indican una cierta dejación respecto a su mejor nivel. Probablemente éste es el momento idóneo para cambiar.
En la segunda tabla se recopilan las medias de derrotas y goles encajados por partido por los equipos franceses clasificados para Champions (objetivo básico del Olimpique) en los años en que Alou ha estado en Burdeos. Como podemos ver los logros colectivos en defensa de estos clubes coinciden con los resultados conseguidos en sus mejores años.
PRONÓSTICO
Normalmente los jugadores de corte defensivo experimentados y que no han sido propensos a lesiones suelen conservar su rendimiento en nuevos destinos. Con 30 años recién cumplidos Alou Diarra está quizás en la mejor edad para un jugador de su perfil, suficientemente capaz en lo físico y con muchos años de experiencia táctica.
Queda la duda de saber si ese ligero retroceso estadístico del último año es influencia de un deterioro colectivo o el indicio de una cierta decadencia.
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