Once años después, el equipo de la ribera del Manzanares disputará los cuartos de final de una competición europea gracias a la gran primera mitad del 'Kun' Agüero, con el balón cosido a la bota, desquició a la defensa rival y contrarrestó los errores de la propia.
Una vez más los colchoneros presumieron de rebeldía, y nada más comenzar el partido subieron al marcador la justicia que se les negó en el Vicente Calderón. Después de buscar sin fortuna el gol en casa, lo encontraron en la primera jugada sobre suelo portugués. Con la afición clamando su antigua traición, Simao colgó un balón al primer palo y encontró a Agüero para subir el primero.
Todo parecía de cara y el comienzo era inmejorable en cualquier caso. Salvo en el rojiblanco, siempre sobresaltado en una permanente montaña rusa. En sólo un cuarto de hora el Sporting de Portugal rompió la calma y Liedson, ganando la espalda de Perea y aprovechando la candidez de la defensa atlética, cabeceó a placer para el empate.
De nuevo despierto, y aunque aún clasificado, el Atlético buscó réplica y encontró al mismo remitente. Hilvanando un pase al hueco de Reyes, el 'Kun' volvió a tirar de maestría en las distancias cortas, se zafó de dos zagueros en el mismo recorte y cruzó con el exterior para devolver la ventaja.
Los rojiblancos tomaron nota de lo ocurrido con el primer gol y trataron de conservar más el balón para alejar a los 'leones' de su área. Sin embargo, de nuevo la defensa ejerció de lastre, y una falta sin peligro encontró un agujero en el área por el que se coló Polga para peinar y poner el empate en el descuento.
Inevitablemente, el Atlético de Madrid volvió a hacer uso de su abono al sufrimiento, y la segunda parte trajo consigo algunas ocasiones muy claras en las que De Gea tuvo su parte de heroísmo. El jovencísimo portero frenó las intenciones de Saleiro y Quique Sánchez Flores hizo lo propio con las del rival.
Acuciado por el peligro en banda derecha, el técnico rojiblanco prescindió de Simao para dar entrada a Valera e intentar contener las continuas llegadas lusas. El goteo cesó, el Atlético se rehizo y, aunque sin poder evitar la habitual intranquilidad que da color a sus triunfos, los rojiblancos sellaron el billete a cuartos once años después.
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