El portugués José Mourinho le ganó la partida a su homólogo italiano en el banco inglés, Carlo Ancelotti, en un 'tablero de ajedrez' que sonrió al luso tras sorprender a su anterior equipo con una apuesta atacante desde el primer minuto, que dejó al bloque inglés desarbolado.
Dado el amplio conocimiento sobre los entresijos del conjunto londinense, el autodenominado 'The Special One' impuso su fuerte personalidad al plantar de inicio un once muy ofensivo, con el macedonio Goran Pandev y el camerunés Samuel Eto'o sacrificándose en busca de espacios para la punta de lanza visitante, el argentino Diego Milito.
Gracias a este dibujo, fueron los interistas los primeros en monopolizar las oportunidades ante los disciplinados 'blues', que se limitaron en los prolegómenos a evitar posibles desajustes. De este modo, el trivote en la vanguardia 'neroazurri' se contuvo en mantener la posesión del balón en el campo rival, tratando de enfriar el ímpetu local y las buscadas acometidas a partir de un motivadísimo Didier Drogba.
Asimismo, los transalpinos inquietaron de forma tímida la meta del debutante Ross Turnbull --titular dadas las bajas de los lesionados Petr Cech e Hilário--, hasta que llevaron el encuentro a su terreno, hasta el punto de 'calentar' un choque que derivó hacia una 'batalla' en la que predominaban las interrupciones, muy propicias para los de Mourinho tras la ventaja de la ida.
A partir de este momento, y ante la ansiedad precipitada del Chelsea, Maicon se asoció con el propio Eto'o para inclinar aún más el campo a su favor, encerrando a los británicos en su área y obligando al zaguero John Terry a relucir sus aptitudes de 'mariscal' constantemente ante la inoperancia de su medular.
Pese a esto, en los últimos compases de la primera mitad los pupilos de Ancelotti reaccionaron gracias a su superioridad en el juego aéreo, agobiando por medio de Nicolás Anelka, quien gozó de varias oportunidades que estuvieron cerca de desnivelar la balanza. Sin embargo, el resultado no se movió ante la efectividad de Walter Samuel, que evitó el peligro por lo legal o por lo criminal, debido a varios penaltis no pitados por un permisivo Wolfgang Stark.
Tras el regreso de vestuarios, la irrupción de los jugadores del Chelsea resultó más laxa, lo que devolvió el envite hacia un punto intrascendente para los locales. Fue en este momento cuando el Inter adelantó sus filas para arrinconar al Chelsea con constantes 'galopadas' de sus alas y con la creatividad de Wesley Sneijder.
Con este ánimo renovado, los italianos gozaron de sus mejores coyunturas. La autoría de las mismas llevaron el sello del '10' interista, que, libre de marca, asistió con facilidad a Milito y a Lucio en dos claras ocasiones, finalmente desaprovechadas ante la sorpresa de un inquieto Mourinho.
Además, con la tranquilidad visitante, ni el 'rugido' de un 'Stamford Bridge' extrañado por el mal juego 'blue' pudo despertar al Chelsea --incapaz de salir adelante ante la poca profundidad de banquillo--, que sufrió un duro revés en un nueva asistencia de fantasía de Sneijder sobre Samuel Eto'o, que batió por bajo a Turnbull para reconciliarse con su afición tras su discreta campaña.
En el tramo final, la contención de los milaneses y la expulsión de Didier Drogba bastaron para que los transalpinos sucedieran al FC Barcelona como el último equipo en salir victorioso del feudo de los de Ancelotti, que hasta la fecha acumulaban 21 partidos sin perder desde que cayeran con los azulgrana en febrero de 2006.
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