El equipo de Laurent Blanc sufrió para clasificarse en una eliminatoria en la que los griegos vendieron cara su piel, y hasta tuvieron ocasiones para haberse llevado el duelo. El 0-1 de la ida a favor del Girondins obligaba al conjunto griego a atacar y a buscar la victoria. Sin embargo fueron los franceses los que más atacaron desde el silbato inicial con varias llegadas protagonizadas por el brasileño Wendel, que en el minuto 5 provocó una peligrosa falta en el vértice izquierdo del ataque bordelés.
El golpe franco fue ejecutado de forma magistral por la estrella del Girondins, Yoann Gourcuff, que la mandó de rosca a la escuadra, lejos del veterano Nikopolidis. El tanto cayó como un jarro de agua fría sobre los helenos, que debían marcar dos goles para seguir vivos en Europa, algo que se presentaba complicado puesto que en sus tres desplazamientos en la fase de grupos fueron incapaces de marcar un solo gol lejos de su estadio.
Los bordeleses mostraban la solidez defensiva que les ha caracterizado durante toda esta competición, y los centrales Ciani y Sané paraban las contadas acometidas de los hombres de Bozidar Bandovic, empujados por el argentino Dátolo. En el minuto 35, Gourcuff volvió a sacar su repertorio "a lo Zidane" para dejar de tacón un balón al goleador Chamakh, que remató flojo y centrado a las manos de Nikopolidis.
El partido se animó a partir de este instante, con ocasiones para ambos equipos. Ziani disparó a la izquierda de Carrasso gracias un buen centro del ex madridista Raúl Bravo, mientras que Gourcuff volvió a demostrar que es un as a balón parado, y en una falta similar a la que abrió el marcador, aunque más alejada, envió el balón al palo.
La respuesta del Olympiakos fue a cargo de Derbyshire, que en el tiempo añadido del primer período desvió a gol un disparo de su compañero Lua Lua, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. El tanto anulado al filo del descanso no desanimó al Olympiacos, que se estiró para buscar la portería del conjunto de Laurent Blanc, que hoy vestía de rojiblanco.
Sin embargo, en el minuto 60 el británico Derbyshire se ganó la expulsión con una fea entrada sobre Plasil, cuando ya tenía una amarilla por protestar. Pese a ello, los griegos, con diez, sorprendieron a los hombres de Blanc con un gran gol de volea del recién incorporado Mitroglou, que puso el miedo en el cuerpo a los aficionados del Chaban-Delmas.
Poco después el francés Diarra equilibraba la balanza al ser expulsado por dos entradas en cinco minutos, lo que ponía la eliminatoria al rojo vivo. El Olympiacos se volcó en ataque y a falta de 15 minutos un nuevo centro de Raúl Bravo se paseó por la línea de gol del Girondins, que cada vez estaba más nervioso.
Chamakh perdonó un mano a mano con Nikopolidis, lo que alargó la agonía del cuadro de Blanc, que respondía a los centros griegos con malos despejes, fruto de la tensión que se respiraba en Burdeos. Finalmente, el propio Chamakh acabó con la incertidumbre al alzarse por encima de la defensa helena y rematar con la testa un excelente centro de Trémoulinas, un puñal por la banda izquierda.
El Girondins completa así la fiesta grande del fútbol francés al unirse al Olympique de Lyon en cuartos. No había dos franceses en los cuartos de final de la máxima competición continental desde la temporada 2003-04, cuando el mismo Olympique de Lyon y el Mónaco -a la postre finalista ante el campeón Oporto- alcanzaron esta ronda.
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