Destacó Almunia, colosal, y un Valdés que no se quedó atrás. En el centro del campo, los blaugrana dominaron hasta que Cesc decidió 'enchufarse' en el partido y, arriba, Bendtner y Nasri tuvieron sus ocasiones pero fue Ibrahimovic quien se llevó el gato al agua. Fue, pues, un auténtico partido de 'Champions' que bien pudo ser una final anticipada. El Barça sentó cátedra, sobre todo en la primera parte pese a no marcar, pero en la segunda, con el trabajo hecho, pinchó.
Así, en vez de regresar a Barcelona con una victoria que dejaría la eliminatoria encarrilada, se vuelven con un empate a dos goles que, pese a seguir siendo bueno, deja un sabor amargo. Cesc Fàbregas no jugará en el Camp Nou, así como Piqué -ambos por acumulación de amarillas- ni un Puyol que fue expulsado en la acción del penalti que permitió a Cesc empatar.
El partido empezó eléctrico, con aproximaciones en cada área y de mucho peligro por parte blaugrana. En los primeros minutos debía librarse la batalla por el control del balón, y así fue. El primer asalto fue para el Barça, que inquietó a unos 'gunners' que esperaban que la lucha cayera de su lado. Así, en los primeros diez minutos, Messi, Busquets e 'Ibra' por partido doble ya pusieron a prueba a un acertado Almunia.
Fue una lección casi magistral la de los blaugrana, que sólo fallaron en el acierto de cara a puerta y, buena o casi toda parte de ello, fue culpa de Almunia. El mismo portero que se metió el segundo en la final de París, hoy evitó que sus entonces verdugos encarrilaran la eliminatoria. No se había llegado al cuarto de hora, que en dos minutos eléctricos el portero español hizo cuatro paradas consecutivas, sacando dos manos espectaculares ante Ibrahimovic y Xavi, que jalearon a una afición inglesa que se conformaba con no estar ya 'fuera'.
Pese al buen juego, y a que las ocasiones no cesaban y que ni Cesc, finalmente titular como se esperaba, ni sus compañeros olían el balón, los minutos fueron pasando y la sensación era que el Barça empezaba a perdonar. No era la intención de los blaugrana, pero así se fue escribiendo el guión.
El Barcelona siguió con el control del balón, con la intención de cortar de raíz cualquier atisbo de reacción local. Lo consiguió, aunque con pequeños sustos. Al acercarse al descanso, el partido cogió una pizca de locura, se incrementó el ritmo y el Barcelona perdió un poco el rumbo, aunque las malas noticias fueron para los de Wenger, que perdieron a Gallas por lesión y, de cara al Camp Nou, a un Cesc que no podrá volver a su casa al ver una amarilla que acarrea suspensión.
En el primer minuto de la reanudación, Ibrahimovic quiso demostrar que ha dejado atrás el 'bache' por el que pasó hace un tiempo y se puso el mono de trabajo. Con dos goles, puso la eliminatoria muy favorable y se erigió, como muchas otras veces, en el 'Ibralatas'. Con una vaselina deliciosa, primero, y un misil después, hizo justicia.
Con pases milimétricos de Piqué y Xavi, a la misma zona del ataque derecho del Barcelona, Ibrahimovic tiró de recursos para poner el 0-2 en el marcador. Almunia, perfecto en todo el partido, no pudo hacer nada en ninguna de las acciones. Sí que detuvo el tercero a Busquets. Su colega Valdés también tuvo trabajo, bien resuelto hasta que apareció Walcott para resucitar a un equipo muerto.
El pequeño extremo inglés, uno de los pocos jugadores nacionales con que cuenta este Arsenal, entró en el partido y lo cambió. Con un control total del Barcelona, llegó un pequeño jarro de agua fría. Walcott ganó por segunda vez consecutiva la espalda a Maxwell, muy correcto hasta entonces, y batió a un Valdés que esta vez no puso firme la mano. El gol dio aire a un Arsenal que estaba sentenciado, sin presencia en el campo, pero que demostró que los fallos en 'Champions' se pagan muy caros, y es que la acción empezó con un mal pase de Busquets que, sin quererlo, inició el contraataque inglés.
El Barcelona dudó algunos minutos, pero se sobrepuso bien en principio. Más atentos atrás, sobre todo por la banda de ataque derecha del Arsenal, el partido se calmó un poco y Messi tuvo una buena ocasión para volver a poner dos goles de diferencia en el marcador. Sin embargo, el Arsenal estiró sus filas y, con un Barcelona un poco distraído, empató el partido gracias a un penalti cometido por Puyol. Fue Cesc el encargado de tirarlo, sin nervios, y engañó a Valdés. Fruto del disparo se resintió de su lesión, pero continuó en el campo al no disponer Wenger de más cambios.
Con la igualada en el marcador, el Arsenal fue a por todas en busca de la remontada total. Sin embargo, un poco tarde, el Barcelona dominó el balón y durmió el partido. Con uno menos, se multiplicaron en el campo, pese a que muchos jugadores, entre ellos sorprendentemente Keita, estaban sin aliento. Al final, un 2-2 que deja un mal sabor de boca a tenor del fútbol desplegado por el Barça en la mayor parte del partido.
No comments:
Post a Comment