UNA INTRODUCCIÓN REITERATIVA PERO NECESARIA
Desde que iniciamos esta aventura bloguera siempre tuvimos en mente, no tanto la búsqueda de la exactitud en la valoración de las estadísticas, como el esfuerzo por encontrar nuevos campos de valoración diferentes a los que habitualmente nos ofrecen los medios y hacerlo, además, a partir de las cifras que proporcionan dichos medios y que son muy accesibles a todos.
Pero como dijimos, no nos guía el afán de exactitud, sino más bien el de relevancia. La exactitud no existe en la mayoría de los campos de la actividad humana y en aquellos donde es más o menos alcanzable, se manifiesta como difícil de calibrar. No. No es ese nuestro camino. Lo que buscamos es encontrar una información fácil de obtener, rápida de procesar y de exposición inmediata. Puede que no podamos recordar a que hora, minutos y segundos exactos se produjo un suceso, pero será fácil delimitar si fue por la mañana, por la tarde o por la noche. Si fue por la tarde, podemos recordar sin mucho esfuerzo si fue en la sobremesa, antes de cenar o en algún punto intermedio. Si fue en esa franja intermedia, quizás podamos recordar qué programa estábamos viendo en la tele, o si el cielo aún estaba claro o ya oscurecía, o si fue antes o después de ir a esa compra de la que aún guardamos el ticket. Con unos pocos elementos descriptivos (marca, modelo, color, aspecto y edad del conductor, etc), la policía puede circunscribir la búsqueda de un conductor a la fuga a un grupo de 20 sospechosos en una población de medio millón de habitantes. Actuando de la misma manera podemos acabar averiguando que el tal suceso que queríamos ubicar en el tiempo lo podemos situar en un rango de 15-30 de los 1440 minutos que goza un día completo. ¿Es esto precisión? No ¿Es esto relevancia? Sin duda sí.
A CADA COSA SU IMPORTANCIA
En nuestro anterior artículo
EL FACTOR DE DOMINIO, MÁS ALLÁ DE LA POSESIÓN http://futbolisticametrica.blogspot.com/2010/06/el-factor-de-dominio-mas-alla-de-la.html delimitábamos la importancia que en el resultado tenían distintos datos como el gol, los disparos o la posesión y los articulábamos en una tabla de ponderación que atendía, no tanto a la exactitud de la aportación, como a la priorización en la valoración de ésta. Ese es el método que vamos a trasladar aquí.
DE NUEVO, ANTES QUE NADA EL GOL
No nos cansaremos de repetirlo. El fútbol se caracteriza por ser un deporte con un único tipo de tanteo que, además, es escaso. Todo lo que se hace en el campo va destinado a conseguirlo o evitarlo pues es el único medio hacia la victoria, convirtiéndose en un fin en si mismo. Como la mayor parte del tiempo de un partido el gol está ausente acabamos por centrar demasiado nuestra atención en el proceso para conseguirlo hasta el punto de que en ocasiones tendemos a minusvalorarlo cuando llega tras una jugada rápida o puntual.
En el articulo mencionado, ponderábamos como 51% (es decir, más que todo lo demás junto) la importancia del tanteo a la hora de delimitar qué equipo había sido dominador, sin entrar en el modo de llegar a ese tanteo. En este caso dentro de ese 51% vamos a valorar tanto los goles como las asistencias por ser ambos cuantificaciones finalistas de un hecho consumado.
Ahora bien ¿vale lo mismo un gol que una asistencia? No. Porque muchos goles se producen sin que medie un último pase clarificador (lanzamientos de falta, de penalti, jugadas individuales, disparo tras una breve conducción o un par de toques de acomodamiento...), sin que por ello valgan menos. De esta manera si al gol le damos un valor 1, a la asistencia deberemos proporcionarle un valor [0-1], ¿Pero cual?
La manera que proponemos de alcanzar dicha información es aplicar al total de goles de un equipo el total del asistencias de gol del equipo. Evidentemente podemos enfocarlo desde un punto de vista absoluto (estableciendo una proporción fija) o relativo. El primer caso nos exigiría al menos una aproximación genérica a los datos de un número suficiente de equipos, incluso de diferentes campeonatos, para poder encontrar una información significativa. El segundo nos lo proporcionaría los datos del mismo equipo en el que juega el jugador.
Por ejemplo. En la temporada pasada, el Barcelona marcó 95 goles en liga, y entre todos los jugadores repartieron 68 asistencias, lo que da una proporción de 0.72. Sin embargo este año, 18 de los 22 goles (0.82) proceden de una asistencia. Volviendo al año pasado, podemos buscar la proporción en otros equipos:
-Real Madrid 0.73
-Valencia 0.80
-Villarreal 0.78.
Si vamos a otras ligas, podemos hacer un popurrí de equipos representativos, premiando de este modo a los equipos que triunfan por encima de los que fracasan. A bote pronto:
-Manchester United 0.76
-Chelsea 0.64
-Manchester City 0.63
-Arsenal 0.78
-Milan 0.72
-Inter 0.80
-Napoles 0.80
-Borussia 0.69
-Leverkussen 0.70
-Bayern 0.70
-Lille 0.69
-Marseille 0.68
-Lyon 0.67
Aunque se observan algunas particularidades, es significativo que todos se hallan en un rango relativamente estrecho [0.63-0.80], y la media entre esos dos extremos nos da 0.715 y entre todos los datos mostrados 0.723. Por tanto establecer entre asistencias y goles una relación 0.72-1.00 puede ser bastante equilibrado.
Ahora bien, toda esta búsqueda de datos provenía del interés de calibrar goles y asistencias en el total del juego de producción del equipo. Dado que asumimos (siquiera convencionalmente) que 0.51 era el peso que en el total del juego ofensivo del equipo eran los goles, aplicando aquella relación nos daría una ponderación de 0.305 para goles y 0.205 para asistencias.
CUANDO EL GOL ESTÁ CERCA
Son tantas y tan variadas las circunstancias que influyen en un deporte como el fútbol que el mero hecho de quererlas contabilizar todas resulta absurdamente costoso e inútil, sobre todo porque la suerte o la influencia caótica de los comportamientos individuales pueden convertir un buen trabajo de elaboración en estéril. Más no por ello debemos dejar de considerar aquellos hechos en el juego que aún no pasando al casillero en forma de goles si crean una sensación de peligro, un cansancio en los defensores, y a largo plazo un indicador seguro del potencial ofensivo del equipo.
Cuando hablábamos del Factor de Dominio pasábamos del gol a los disparos y generábamos una completa casuística para valorarlos en su justa medida. Aquí no llegaremos a tanto, pues la información disponible para los no profesionales difícilmente afina tanto. Aquí consideraremos los dos datos que quizás sean más importantes en el juego ofensivo a excepción de goles y asistencias.
El primero de ellos es el dato de disparos al arco. Aunque todos los disparos son valorables, por cuanto reflejan una ruptura de marca o un mayor grado de implicación en el juego ofensivo, aquí consideraremos en este segundo escalón que es el dato más relevante cuando el jugador encara la puerta rival.
Junto a él contabilizaremos el dato de asistencia sin gol, una cifra que cada vez más medios reflejan para poder calibrar la aportación de jugadores creativos que tienen la facilidad para dar un pase que permite un disparo a puerta.
Finalmente respetaremos la primacía del gol a través de la conservación de la proporción 1:0.72 y se la aplicaremos a aquel 0.25 con que ponderamos los disparos en nuestro Factor de Dominio, resultando 0.145 y 0.105 respectivamente.
NI EL DISPARO NI EL GOL LLEGAN SOLOS
Pero esto no es fútbol en el patio del colegio, donde aquel crack de la infancia le bastaba con conducir el balón sorteando rivales para marcar el gol o al menos disparar a puerta. Esto es fútbol profesional, y en el fútbol actual el juego colectivo ha acabado por arrinconar a las individualidades. Excelentes jugadores se quedan a medio camino por falta de capacidad de trabajo o de disciplina táctica.
En el juego ofensivo o de creación, que es el que aquí estamos valorando, cuando el balón no es disparado, es conducido o pasado, y en el caso de ser conducido, acabará siendo disparado, perdido o pasado.
Como en la elaboración es imprescindible poseer el balón y pasarlo adecuadamente, del 0.24 de contribución vamos a reservar su mayor parte, 0.16 a las estadísticas de pase. A la hora de valorar estas podemos hacerlo de manera absoluta (contabilizando los pases que da el jugador) en cuyo caso faltará la referencia que permita la comparación, o de manera relativa (la proporción de pases buenos dados por el jugador) que tiene el severo inconveniente de valorar de idéntica manera a un simple defensor que no se complica la vida al sacar el balón que a un organizador por el que pase un abundante caudal de juego. Por tanto vamos a escoger un dato que de alguna manera resume las dos perspectivas, que es la proporción de pases buenos del equipo dados por el jugador. De esta manera su mayor eficiencia en el pase (que le premia frente a jugadores más fallones) se combinará con su mayor participación en el juego colectivo (que le premia frente a jugadores menos participativos).
Finalmente lo que nos queda es un 0.08 restante el cual vamos a repartir en función de los balones recuperados origen en última instancia de la mayoría de las ocasiones de las que dispone el equipo.
Finalmente lo que nos queda es un 0.08 restante el cual vamos a repartir en función de los balones recuperados origen en última instancia de la mayoría de las ocasiones de las que dispone el equipo.
RESUMIENDO
He aquí la tabla en que se resume el proceso seguido y que aplicaremos a diferentes jugadores para medir su contribución ofensiva. No se debe olvidar que cada uno de esos factores de ponderación se aplicarán, no a los datos absolutos (a los goles, las asistencias, los disparos), sino a la proporción relativa de ellos (goles del jugador/goles del equipo, asistencias del jugador/asistencias del equipo, etc), y que el resultado final, que siempre estará entre [0-1], lo podremos aplicar a los goles totales del equipo para averiguar qué cantidad pueden deberse al jugador y permitir la comparación con jugadores de otros equipos, o aplicarlo al total de victorias o de puntos, aunque en este caso la información será menos relevante por no considerarse la variante defensiva. Un futuro artículo podrá solventar esta objeción.
Aunque pueda parecer que el análisis final es algo arbitrario, el lector podrá comprobar por sí mismo que la aplicación de esta tabla a diferentes jugadores de un mismo equipo, aún cuando se varíen las proporciones asignadas, darán a la larga datos bastante consistentes.
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