Thursday, March 31, 2011

CÓMO ENTENDER ELVALOR DE TRASPASOS DE LOS JUGADORES





EL ESCÁNDALO DE LOS ALTOS TRASPASOS

            Sucede cada cierto tiempo: Uno de los clubes punteros de Europa paga en concepto de traspaso varias decenas de millones de euros, y durante los días posteriores vuelven las reflexiones acerca de las desorbitadas cantidades que se pagan por “simples trabajadores” y a continuación, ahondando con más detalle, el público intenta discernir si la cantidad pagada se ajusta o no la calidad del futbolista.
            El caso más reciente, durante el pasado mercado de invierno, se produjo el típico efecto dominó. Un club potente que no estaba cumpliendo sus expectativas deportivas (Chelsea), decide revertir la situación adquiriendo a un jugador de primer nivel (Fernando Torres) y para ello desembolsa una cantidad altísima (58 millones de euros); a continuación, el equipo receptor, que también es potente económicamente y que tampoco está cumpliendo sus expectativas deportivas, decide reinvertir todo ese dinero, y aún algo más (76 millones de euros), en adquirir dos posibles estrellas mundiales del futuro (Andy Carroll y Luis Suárez).
La opinión pública, casi unánimemente denuncia que ninguno de los tres jugadores fichados tiene el valor deportivo suficiente como para que se hayan pagado esos traspasos...


CÓMO EMPEZAR A ENTENDER UNA INVERSIÓN (AUNQUE SEA UN JUGADOR)

            La mayor parte de la gente considera erróneamente que el concepto de traspaso es el gasto más alto que afronta un club de fútbol y se deja avasallar por la magnitud de las cifras sin entender su origen. En la teoría de la oferta y la demanda (la piedra angular del libre mercado) se  establece que el precio que se paga por un bien o servicio está determinado por la intensidad de la demanda (que es mayor a mayor necesidad pero también a mayor poder adquisitivo) y por las expectativas de la oferta (en la que influyen tanto el valor del bien como la escasez). Un multimillonario sediento en mitad del desierto pagará más dinero por 5 litros de agua de lo que podrá desembolsar un desempleado por un anillo de diamantes.
            Pensemos en estos últimos traspasos. Independientemente de la capacidad de los propietarios de adjuntar ingresos a la cuenta de resultados del club, ninguno de ellos supera el 25% del presupuesto. Los 58 millones pagados por el Chelsea por Torres son bastante equivalentes a los 44 del Liverpool por Carroll, y a su vez estos equivaldrían a unos 19 millones para un equipo de 100 millones de presupuesto (el Sevilla pagó por Negredo 14, el Valencia 15 por Banega) o unos 9 para un equipo de 50 (el Betis pagó esa cantidad por Sergio García) o unos 6 para un equipo de 35 (Getafe, Racing o Espanyol han conocido esos desembolsos). Por tanto lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los equipos intentan contratar a los mejores jugadores posibles según sus expectativas deportivas y que el coste del traspaso viene a ser proporcional a sus cifras de ingresos. Visto así, ya no se ven tan caros.
            Pero sigamos. Mencionábamos antes la errónea percepción del público sobre la importancia de los traspasos, de modo que mucha gente entiende que los clubes que más gastan en tal concepto son los de mayores exigencias. La realidad, es que los clubes gastan sólo cuando los jugadores que poseen no alcanzan sus expectativas deportivas, pero el gasto decisivo, el que establece la diferencia entre la exigencia de un club y otro es el de las fichas de los jugadores. Por cada millón gastado en traspaso suele haber, al menos, 2 en fichas, y estos, al contrario que aquel, nunca es recuperable si bien si es amortizable, al menos por dos motivos: Porque subir la ficha es a largo plazo más barato que vender y afrontar un nuevo traspaso, y porque retener a los mejores jugadores (y por tanto asumir fichas más altas) es la manera de elevar el nivel deportivo y económico.
            Basta lo dicho para entender que son las magnitudes de los presupuestos de los clubes y sus exigencias deportivas, los que determinan las altas cantidades pagadas. Pero aún así, siguen sin quedar explicado cómo algunos jugadores provocan traspasos más altos que otros que, comúnmente, se consideran de mayor calidad.

UN PRIMER FACTOR: LA POSICIÓN DEL JUGADOR

            He aquí la lista de los mayores traspasos de futbolistas hasta el invierno de 2011. Los traspasos FIFA se establecen en dólares, pero las cifras de esta lista están en euros, por lo que algunos traspasos están por encima o por debajo de lo pagado en su momento en euros.


Vamos a dividir a los futbolistas en tres grandes categorías:
            -Ofensivos: Delanteros y extremos
            -Creativos: Enganches, centrocampistas e interiores
            -Defensivos: Mediocentros, defensas y porteros.
            En la lista se observa que el precio más alto es de 94 millones por el primer tipo, 73 por el segundo y 47 por el tercero. Es decir que pagar por un atacante exige el doble de desembolso que por un defensa y que el precio de un centrocampista está a medio camino de ambos, más o menos en una proporción 1.00-0.78-0.50 y esta proporción es muy estimable porque tanto Cristiano, como Zidane, como Buffon eran considerados los mejores en sus puestos cuando fueron fichados.
            Si ahondamos en el análisis, vemos que el total de dinero pagado por ofensivos es de 761 millones, por creativos 361 millones y por defensivos 207 millones. Nuevamente vemos la misma escala, pero en una proporción más acusada, en este caso 1.00-0.47-0.27.
            Si calculamos además la media de los traspasos en función de dichas categorías nos salen 44,8 millones para los ofensivos, 51,5 millones para los creativos y 41,4 millones para los defensivos. Bajo este tercer criterio las cifras se equilibran mucho, como corresponde al concepto de escasez: Encontrar a un jugador excelente acaba siendo igual de difícil, juegue en la posición en la que juegue; pese a la mayor apetencia de los clubes por jugadores ofensivos, cuando los jugadores de otras categorías son de primerísimo nivel, se acaban pagando cifras bastante comparables. La proporción de este tercer caso es 0.87-1.00-0.80
            Si unificamos las tres cadenas de proporciones el resultado final es de 2.87-2.25-1.57, o lo que es lo mismo, 100-78-55. Es decir, que cuando se ficha jugadores de primerísimo nivel, el valor de un atacante suele duplicar al de un defensor y que el valor de un jugador creativo suele estar a medio camino entre ambos. ¿Cuál es la razón de ello? Básicamente que aunque el fútbol es un deporte colectivo, las posibilidades de lucimiento personal son mayores cuanto más cerca se esté del evento principal de un partido de fútbol: El gol.

UN SEGUNDO FACTOR: LA REPERCUSIÓN MEDIÁTICA

            Veamos a continuación dos nuevos escalafones.
            La primera es la lista de los 25 jugadores mejor pagados hasta la temporada 2009-2010.


            La segunda es la lista de los 10 jugadores con más ingresos hasta el ejercicio 2010 (aquí los ingresos son anuales).


            En la primera reconocemos a la mayoría de los mejores jugadores de los últimos años, respondiendo al principio citado de que el principal coste de un club de primer nivel no son los traspasos, sino las fichas de los jugadores. En la segunda, que por ser más corta es algo menos representativa, vemos a varios jugadores que ya no se consideran de primer nivel, pero que en el pasado fueron algunos de los mejores futbolistas del mundo.
            Si entrecruzamos la primera lista con la segunda para inferir los ingresos que no se deben a las fichas, nos sale una tercera lista:


            La cual se puede considerar (más o menos) como la lista de los jugadores que mayores ingresos comerciales generan. Junto a algunos de los mejores jugadores del último lustro vemos a viejas glorias, por lo general pertenecientes a grandes potencias futbolísticas, auténticos ídolos nacionales con una imagen pública labrada durante años de éxitos deportivos. Reciben esos ingresos porque los generan, y el club al que pertenecen se aprovecha de ello.
            La conclusión que surge es que si un equipo quiere ser competitivo ha de poseer los mejores jugadores que se pueda permitir, y para ello deberá pagar altas fichas. Pero en cambio, si lo que el club quiere es facturar la mayor cantidad posible (y poder generar los ingresos que le permita pagar aquellas fichas y, por tanto, ser competitivos), ha de fichar a aquellos jugadores que permitan mayores ingresos comerciales, y para ello es asumible pagar un traspaso más elevado.
            Los ingresos comerciales de buena parte de los jugadores de la lista son superiores a las fichas que pagan sus clubes, de lo que se deduce que algunos de ellos son capaces de generar directamente más recursos comerciales para su club que ingresos indirectos provenientes de la competitividad deportiva. Si multiplicamos por 5 estas cantidades (el número de años en los que se suelen amortizar las inversiones de capital), vemos que salen cifras muy equivalentes a los traspasos más altos.

UN TERCER FACTOR: LA JUVENTUD

            Como acabamos de citar, cualquier fichaje de un jugador es considerado por su club como una inversión a largo plazo cuyo coste es la suma del traspaso y el montante de fichas que el jugador percibirá durante los años del contrato. Dicho coste total es amortizado proporcionalmente en cada ejercicio, de modo que si un jugador cuesta 50 millones y ficha por 5 años a 10 millones por año, el montante total de 100 se dividirá entre cada uno de esos 5 años, a razón de 20 millones por año; tanto si se pagan con fondos propios como mediante un préstamo, esa será la cantidad reflejada en los balances contables año a año. Caso de que no cumpla el contrato, el club puede recuperar una parte del fichaje con la venta del jugador y ahorrarse otro tanto con las fichas no amortizadas, lo cual explica los bajos precios de venta de ciertos jugadores con fichas muy altas (Ronaldinho, Beckham, etc).
            Las posibilidades de que el precio de venta del jugador supere el de compra aumentan cuando éste es más joven, por la progresión natural del jugador. Así mismo, si el equipo decide retenerlo, porque estime que su incremento de calidad es más deseable (para aumentar la competitividad y los ingresos) que el montante que pueda recibir por el traspaso, deberá aumentar su ficha en consonancia. En tal caso, el incremento adicional, será igualmente amortizable en los años de contrato de la ampliación, y el monto total de esos incrementos han de resultar más rentable que afrontar un nuevo fichaje. Por ejemplo: Supongamos que Iniesta recibe ofertas de otros clubes que le incitan a pedir la igualada de ingresos con Messi en un nuevo contrato de 5 años. Eso le supondría al Barcelona un gasto total adicional de 20 millones de euros. Si el club estima que puede sustituirlo por 85 millones de euros (50 de fichaje y 7 por año, durante esos 5 años) sin bajar el rendimiento deportivo, pero la oferta que recibe no llega a 65, al club le compensará incrementar esos 20 millones de euros que tener que afrontar un fichaje cuya amortización arrojará pérdidas. Y esa es otra ventaja de la juventud, porque incrementar paulatinamente los gastos en fichas en función del rendimiento deportivo es menos arriesgado que asumir un nuevo fichaje.




UN RATIO PARA MEDIR EL VALOR DE MERCADO DE UN JUGADOR

            Tomando en consideración todo lo dicho hasta ahora, vamos a elaborar un ratio que nos oriente acerca del valor de mercado de un jugador. Para ello vamos a tomar como circunstancias relevantes:
            -La edad del jugador y su expectativa de vida deportiva
            -Una estimación de su calidad futbolística relativa
            -Una estimación de su valor mediático relativo
            Así mismo tomaremos como valor máximo referencial los 100 millones de euros.
           

LA EDAD DEL JUGADOR
            La duración de la carrera de un futbolista profesional suele oscilar entre los 2 y los 4 lustros. El primer caso es el de los jugadores que tardan en explotar y su rendimiento físico se agota al llegar a la treintena y el segundo es el de los jugadores que explotan pronto y cuyas capacidades físicas le permiten retirarse a una edad más cercana a los 40 que a los 30. Pero en la mayor parte de los casos el grueso de la carrera de un futbolista suele quedar circunscrita a unos 3 lustros, y el decenio de los 20 a los 30 suele quedar dentro de aquellos.
            Aunque existen carreras deportivas más atípicas, la mayoría de los jugadores van progresando durante su primer lustro, desarrollan lo mejor de su fútbol en el segundo y declinan en el tercero. Obviamente la capacidad de trabajo, las lesiones o el contexto hacen que esa decadencia sea más o menos acusada. Eso quiere decir que cuando se ficha a un jugador en su primer quinquenio, se tiende a considerar que el jugador progresará en el nuevo destino aunque la adaptación pueda ser lenta, que cuando se ficha en el segundo, el jugador dará lo mejor de sí tras una adaptación menos prolongada, y que cuando se ficha en el tercero, el know-how del jugador le permitirá rendir tras una breve adaptación pero la duración de ese rendimiento es algo incierta, dada la edad.
            Si convenimos en que los 18 años pudieran ser el inicio del primer lustro, 23 del segundo, 28 del tercero, y 33 la edad máxima asumible, podemos construir un Coeficiente de Juventud:

                            Edad - 23
CJ= 1 - Positivo (----------------)
                                 10

De esta manera un jugador de 23 años dará un coeficiente 1, coeficiente que irá disminuyendo una décima por año hasta quedar en 0 a los 33 años. Del mismo modo cada año que le reste a un jugador desde los 18 de su inicio hasta los 23 de su plenitud, detraerá una décima de ese coeficiente 1, en concepto de riesgo de progresión, por lo que un jugador de 18 tendrá un coeficiente 0.5, uno de 19 un coeficiente de  0.6, y así sucesivamente. Evidentemente hay jugadores que con 20 años ya gozan de gran madurez física y técnica, y todos conocemos multitud de casos en los que futbolistas de 35 años dan un rendimiento homologable a colegas más jóvenes, pero aquí no estamos haciendo corresponder el valor de un jugador con el coste de su fichaje, sino enfocar este coste en función de la inversión que supone para el club que lo ficha.






LA CALIDAD FUTBOLÍSTICA
            En una serie de artículos anteriores establecimos una metodología para elaborar ratios sencillos pero relevantes a la hora de analizar la calidad de un futbolista atendiendo a sus resultados más inmediatos
e incluso en el Anexo I de uno de ellos
establecimos un valor máximo referencial para el ratio correspondiente y con el cual establecer una escala de 0 a 100. Dichos ratios nos pueden orientar de manera bastante próxima cuando se utilizan datos actualizados, pero siempre habrá quien prefiera utilizar una sencilla escala relativa de este tipo:

10:      Figura mundial, de los mejores de la década
  9:       Figura mundial, de los mejores del mundo en la actualidad
  8:       Jugador de perfil muy alto, titular en cualquier equipo, de los mejores en su puesto durante años
  7:       Jugador de perfil muy alto, titular en la mayoría de equipos, de los mejores en su puesto algunos años.
  6:       Jugador de perfil alto, estrella en equipos medianos y habitual en plantillas de equipos de elite, algún año entre los mejores en su puesto
  5:       Jugador de perfil alto, no siempre titular en equipos de elite
  4:       Jugador de perfil medio-alto, algún año en equipo de elite y estrella en equipos medianos
  3:       Jugador de perfil medio-alto, a caballo entre la elite y los equipos medianos, en los cuales es referente
  2:       Jugador de perfil medio, referente en equipos medianos y estrella en equipos pequeños
  1:       Jugador de perfil medio-bajo, titular habitual en primera división, estrella en segunda
  0:       Jugador más propio de segunda que de primera, algunos años fuera de divisiones profesionales.

Cuando introducíamos este ratio mencionábamos tres circunstancias relevantes, de las cuales la primera de ellas la acabamos de definir como coeficiente que aplicaremos al valor referencial de 100 millones de euros. Al mismo tiempo, cada una de las 2 circunstancias restantes, participará de las asignación de 50 de esos millones.
            Así, un jugador cuya calidad futbolística sea de 10, acumulará un valor de 50 millones, uno de 9 acumulará 45 millones, y así sucesivamente.
            Pero también vimos anteriormente que el valor de un jugador no sólo depende de su calidad en el desempeño de su posición, sino que en función de su cercanía al gol, su cotización se elevaba, de este modo aplicaremos un Coeficiente de Posición:

CP= 1.00:                  Atacante
CP= 0.75:                  Centrocampista creativo u ofensivo y enganche
CP= 0.50:                  Mediocentro, defensa o portero.

Es decir, que la Calidad Futbolística será:

CF= Nivel x CP

            De este modo, un atacante de nivel 10, acumularía un valor de 50 millones, un centrocampista creativo u ofensivo de nivel 8, acumularía un valor de 30 millones y un defensa de nivel 5 un valor de 12,5 millones.





EL VALOR MEDIÁTICO
            Acaso sea éste último baremo el más difícil de cuantificar a priori. En el valor mediático de un jugador influye, antes que nada, su propia calidad futbolística, aunque mediatizada por la espectacularidad. También su aspecto físico, su capacidad de trabajar en la promoción de sí mismo, sus logros deportivos, la consideración que el público pueda tener de él como jugador o como modelo. A esto hay que añadir la procedencia pues aquellos jugadores que provienen de grandes mercados futbolísticos tienen más capacidad para generar valor de imagen.
            Al contrario de lo que sucedía en el aspecto anterior, donde todo jugador profesional podría ser más o menos ubicado en una escala rectilínea, en este caso el valor mediático del futbolista es la suma de agregados en distintos aspectos, de modo que aunque un jugador sea deficiente en alguno de ellos, puede compensarlo si alcanza altas cotas en otras.
            Simplificando mucho, podemos establecer un valor base que se corresponda con la calidad futbolística del jugador:

4:         CF=10
3:         CF= 7.5
2:         CF= 5.0
1:         CF= 2.5
0:         CF= 0

Y a él añadiremos:
-De 0 a 2: En función de su imagen física (FIS)
-De 0 a 2: En función de su espectacularidad como jugador (ESP)
-De 0 a 2: En función de sus logros deportivos (DEP)
-De 0 a 2: En función del tamaño del mercado futbolístico de su país de origen y de su popularidad en él (NAC)

La suma de estos baremos puede sumar más de 10, en cuyo caso lo dejaremos tal cual, atendiendo a esa posibilidad de que un jugador deficiente en alguno de ellos, pueda compensarlo con otros.
            Por tanto el Valor Mediático quedaría:

VM=  CF [0...4] + FIS + ESP + DEP + NAC

EL RATIO GLOBAL Y APLICACIONES PRÁCTICAS

            El valor de mercado del jugador (MERC)  resultaría de armar el ratio global con todas las variantes:


                                 Nivel x CP                             VM
MERC=          CJ x [ (---------------- x 50 millones) + ( -------- x 50 millones)
                                      10                                      10

            Ahora aplicaremos el ratio a los polémicos casos de Fernando Torres y Andy Carroll.


FERNANDO TORRES

-Cuando lo ficha el Chelsea es el jugador con el mejor ratio de goles/partido del formato actual de Premier League, lo cual nos lleva a darle un nivel de 9, por lo que:
CF= (9 x 1.00)/10 = 0.9;      0.9 x 50 millones = 45 millones

-Su CF en el rango [0...4] = 3.6  y vamos a asignar orientativamente, FIS=1.0, ESP=1.5, DEP=1.0 y NAC=1.5, por lo que
VM= (3.6+1.0+1.5+1.0+1.5)/10 = 0.86;                0.86 x 50 millones= 43 millones

-Finalmente su Coeficiente de Juventud:
                               27-23
CJ= 1 – Positivo( --------------)= 1 - 0.4= 0.6
                                 10

Si lo aplicamos todo junto tenemos que:

MERC (Fernando Torres)= 0.6 x (45.0 + 43.0)= 52.8 millones

Es decir una cifra muy próxima a la pagada por el Chelsea, el cual, al ser un equipo potente con urgencias deportivas, elevó su precio ligeramente por encima del mercado.


ANDY CARROLL
-Es un delantero alto y potente, muy del estilo del fútbol inglés. El año pasado en segunda división, y con 20 años, promedió 0.7 goles por partido, y durante la primera vuelta de esta temporada, pese al salto a Premier, ha promediado  0.6, lo que nos habla de un jugador capaz de superar los 20 goles por liga en el momento presente y probablemente los 25 a medio plazo, es decir, lo suficiente para ser considerado un jugador de nivel 7, por lo que:
CF=(7 x 1.00)/10= 0.7;        0.7 x 50 millones = 35 millones

-Su CF[0...4]=2.8 y asignaremos FIS=0.5, ESP=0.5, DEP=0.0 Y NAC=0.5, por lo que
VM=(2.8+0.5+0.5+0.0+0.5)/10=0.43;                   0.43 x 50 millones= 21.5 millones

-Ahora su Coeficiente de Juventud:
                               21-23
CJ= 1 – Positivo( --------------)= 1 - 0.2= 0.8
                                 10

Si lo aplicamos todo junto:

MERC(Andy Carroll) = 0.8 x (35 + 21.5)= 45.2 millones

Una cifra prácticamente calcada de la pagada por él.

CONCLUSIÓN

Obviamente casi todas las valoraciones hechas emanan de la subjetividad, como lo hacen las de los responsables de acometer dichos fichajes. Pero el objetivo de este ratio no era calcular en euros el valor deportivo o el mérito de un jugador, sino entender cuáles son los factores que explican el precio de un fichaje.
            Sobra decir que podéis proponer el cálculo de otros jugadores.



                       


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