UN JUGADOR DISTINTO
Para llegar hasta aquí hemos tenido que analizar el juego de atacantes, centrocampistas y defensas tanto en lo individual como en lo colectivo, teniendo en cuenta todo el tiempo el equilibrio entre sus aportaciones más individuales y las colectivas, el balance entre defensa y ataque. Llegados al portero todo eso se desvanece, como se desvanece buena parte del reglamento cuando éste se agacha y coge el balón.
Es cierto que como cualquier otro jugador hay una aportación individual y otra colectiva en el guardameta, pero no es menos cierto que las diferencias funcionales entre un portero y otro acaban siendo mínimas. Sí, a veces se da el caso de uno que patea especialmente bien y lo vemos con cierta sensación de extravagancia lanzando una penalti o incluso una falta, y también los vemos que sacan el balón jugado como si fuesen un líbero. Sería interesante poder evaluar eso también, pero quizás no relevante.
A la hora de considerar de manera muy directa el valor de un portero deberíamos evaluar qué es lo que hace y dónde lo hace. Para el qué, quizás los dos datos más valiosos sean el número de paradas que hace y los goles encajados. Es interesante también el dato de portería imbatida, pero ciertamente ello es algo que más bien refleja la labor defensiva de todo el equipo, de modo que el día que todo se ha hecho bien el guardameta no tiene que recoger el balón de la red en ningún momento, pero a largo plazo lo que garantiza el éxito es encajar el menor número de goles posibles. Si además el portero tiene que realizar muchas intervenciones estaremos recibiendo una información muy valiosa, la de que el guardameta corrige numerosas veces los fallos defensivos del colectivo.
Por ello tomaremos como primera parte de este único ratio el cociente entre las paradas del portero y los goles encajados.
Ahora viene el dónde. En el mundo del fútbol la promoción de los mejores jugadores presenta muchas circunstancias: Disponibilidad del jugador a promocionar, que haya sitio en el club de destino para un jugador como él, sistemas tácticos que faciliten la titularidad de este, etc. En el caso del portero es diferente por dos motivos. El primero es que todos los equipos necesitan un portero, por lo que si éste es de calidad promociona a un equipo grande antes que otros compañeros: A los clubes importantes les gusta tener las espaldas bien guardadas. El segundo es que aún siendo muy bueno, bien podría no jugar por tener delante a uno mejor. Este caso es palmario en el caso de las selecciones nacionales. A la hora de valorar por tanto ese dónde, tomaremos de manera directa el número de titularidades del jugador, pues todo buen portero tiende a acapara la meta ad aeternam. Y tomaremos de manera inversa el número de derrotas del equipo, que nos dará una información doble: Por un lado nos dará el nivel defensivo del equipo y por otro nos compensará de no haber tomado en consideración el valor de puerta imbatida, ya que un equipo que pierde pocos partidos, necesariamente tiene que acabar muchos de ellos con la portería a cero.
El Ratio resultante es el siguiente:
Paradas Titularidades
R= ----------------------------- x --------------------
Goles Encajados Derrotas
SÓLO UNA OBJECIÓN
En este caso, donde el ratio es corto, elegante e inmediato, caben pocas objeciones de tipo matemático, pero si cabe la acostumbrada objeción histórica. Como siempre aquí tratamos no de elucubrar quien podría ser mejor sino constatar quién ha sido efectivamente mejor en un período determinado. El Ratio nos da una parte de esa información, la otra vendrá de aplicárselo al número de titularidades acumuladas en los últimos 3 años, por ser este un lapso que permite seguridad en la obtención de datos.
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